
Cuando intentamos remodelar nuestra cocina desde el prisma de la “filosofía” Feng Shui, se nos presentan varias limitaciones de combinaciones que hacen de la tarea algo bastante difícil. Pues por un lado debemos escuchar la máxima que obliga a ser prácticos en un ambiente que está en contacto con la grasa y la suciedad fruto del acto de cocinar comida, y por otro debemos atenernos a lo que nos dicta la moral energética de esta sabiduría china. ¿Cómo conciliar ambos valores?
El Feng Shui y nuestra cocina
Uno de los puntos centrales en la organización de la cocina desde la mirada oriental del Feng Shui es que en ella confluyen dos elementos naturales opuestos: el fuego y el agua. De esta manera tenemos que tratar de disponerlos en el espacio de forma tal que no se toquen a los fines de no generar conflictos energéticos en el ambiente en donde preparamos los alimentos que nustra familia consumirá.
Por un lado sabemos que los requerimientos para tener una cocina son los del practicismo. Tenemos que tener bien en claro que la cocina requiere limpieza, no demasiado barroquismo, y bastante espacio liberado a los fines de que la limpieza sea algo sencillo. Recordemos que al cocinar la grasa se impregna en las paredes y en el suelo, de manera que si no tenemos despejado el ambiente se nos puede hacer muy difícil limpiarlo.
Por otro lado, la maximización del flujo energético o “chi” nos dice que tenemos que separar la heladera del fuego en donde cocinamos, para que no se anulen estos dos elementos.
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