Las mesas de luz son un mueble que suele no tenerse en cuenta a la hora de diseñar un dormitorio. Caso error. Las mesas de luz, junto a las cabeceras de la cama, son dos elementos que le otorgan personalidad a un dormitorio. Combinándolos bien se pueden obtener excelentes resultados.
Algunas posibilidades
En los últimos tiempos ha habido una tendencia que no deja de ser muy interesante para quienes siguen los avatares del diseño interior. ¿De qué tendencia hablamos aquí? De resignificar algunos elementos, moverlos de su lugar y recontextualizarlos. En el universo de las mesas de luz, este tipo de actitud se destaca por lograr otorgarle verdadera personalidad a los dormitorios.
Una muy buena idea es utilizar baúles como mesas de luz. Piensen en las posibilidades que esto abre. Por un lado, el baúl cuenta con una superficie para apoyar cosas antes de acostarnos (una de las funciones básicas de la mesa de luz). Por el otro, nos permite contar con un lugar adicional para guardar algunas prendas que puede ayudarnos a descomprimir armarios o vestidores. Solamente hay que tener cuidado con los apliques y con la tapa del baúl: debemos procurar que no se molesten entre sí.
Otra idea interesante es la de las camas con mesas de luz integradas, de manera de darle cierta continuidad al mobiliario que suele conllevar un efecto muy positivo a ojos del observador. Las mesas de luz integradas, además, no corren el riesgo de no combinar con el resto del mobiliario.
Para diseños más tradicionales, las típicas mesas de luz de madera se llevan muy bien con paredes blancas. La combinación, clásica como pocas, no puede fallar.
Pero más allá de las ideas que tengamos y apliquemos para nuestras mesas de luz, lo que de veras importa es que las tengamos en cuenta a la hora de diseñar nuestro dormitorio. Una mesa de luz es el complemento ideal para descansar, en ella apoyaremos controles remotos, despertadores, libros y portarretratos, además de nuestra confianza en volver a ver la luz del día por venir.
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